¿Anticiparse al futuro? ¿Mitigar los riesgos?

Lucy, uno de los esqueletos de prehomínidos (o prehomínidas, ya que se trataba de una joven) más famosos en las décadas pasadas, se conservó como registro debido a que, mientras huía en carrera, un flujo de lodo la sepultó en lo que ahora es un lugar desértico en el norte de África. La documentación disponible indica que en la época romana un primate podía ir de árbol en árbol desde el Estrecho de Gibraltar hasta los Pirineos sin tocar el suelo, en lo que hoy son campos eriales de España. De los bosques de Apaches y Pielrojas de hace 200 años sólo quedan manchas dispersas en la "Unión de los Estados". La Ciénaga de Santa Marta se viene muriendo desde hace décadas, gracias a la construcción de una carretera. En Bogotá y en Cali ya no quedan humedales, ni otros sitios para la vida que pasaba en forma de parvadas migratorias, ni de las molestas especies autóctonas como las esbeltas garzas caucanas. Las ciudades devoran territorios de cultivo y nichos ecológicos, y se segregan de tal manera que la geografía urbana puede ser sectorizada o vista como parcelas diferenciables en una mezcla de oportunidades ambientales, de "opiortunidades" de pobreza y de limitadas oportunidades de esperanza. Un loco, de esos cuerdos de atar, comentaba hace poco que "¡Definitivamente la alternativa es fundar a las ciudades en el campo!". Por su parte, Fabio Botero, un viejo erudito, profesor y conocedor de la problemática citadina en Colombia, ha escrito que nuestro problema urbano es, ante todo, un problema agrario1.

Pero dejemos de lado, en gracia de discusión, los ensueños de ecología verde. Las proyecciones indican que "para el año 2010 habrá 511 ciudades con más de un millón de habitantes y por primera vez en la historia el 51.8% de la población del mundo será urbana; 15 años después habrá 639 metrópolis de un millón o más de personas2 " de tal manera que los riesgos y las vulnerabilidades sin duda serán crecientes. Colombia, y en particular el Valle del Cauca, hace rato superaron la cifra del 50% de población urbana. En su capital, a su vez, se congrega más del 50% respectivo: Santiago de Cali, la ciudad que acredita, en cuanto a número de habitantes, el título de la segunda en Colombia.

Los retos que este hecho imponen a una ciudad de primera importancia regional y nacional también deben ser vistos en términos de sus capacidades para optimizar el futuro. Capacidades para balancear y mantener los frágiles equilibrios entre las posibilidades del crecimiento armónico u ordenado (que idealmente no debieran significar engorde de población y extensión de urbanización), de mantenimiento o, mejor, de recuperación, de condiciones ambientales saludables y de mitigación de las posibilidades de interacción destructiva entre el medio ambiente y la ciudad, entendida como una construcción histórica de las fuerzas sociales, económicas, tecnológicas y políticas, con base en la certidumbre acerca de que en el futuro podrá enfrentar cada vez más frecuentemente y con mayor fuerza el impacto de riesgos derivados de fenómenos naturales o tecnológicos.

La Alcaldía de Santiago de Cali, su Secretaría de Gobierno, Convivencia y Seguridad, las entidades encargadas de la planificación municipal, de las redes de servicios básicos o vitales y los organismos de prevención y atención de desastres, iniciaron en 1992 el proceso mediante el cual la ciudad se ha dotado del Plan para la Mitigación de Riesgos en Cali. El sector académico universitario, a través del OSSO, por mandato de estas entidades agrupadas en el Comité Local para la Prevención y Atención de Desastres, ha cumplido el papel de acopiar la información técnica interinstitucional, de procesarla, de aportar sus visiones y experiencias y de editar el Plan, el cual también está disponible al dominio público a través de Internet en http://osso.org.co

Ahí está: como una contribución de la ciudad, de sus gentes e instituciones, y del sector académico, estrechamente relacionados, como una contribución adicional en la búsqueda de una optimización del futuro. Guardamos la esperanza porque los diversos usuarios, institucionales, académicos y comunitarios, contribuyan críticamente con este Plan aportando nuevas ideas, investigaciones y conocimientos para incorporar en la Cultura las nociones básicas y las necesarias estrategias de mitigación de riesgos.


Elementos físicos para el desarrollo urbanístico de Cali
Andrés Velásquez, Ing. Geólogo
ave@osso.org.co
Aporte OSSO para Ingeniería Informa No 8, Nov/1996


Bibliografía:

1. Botero, F. (1991). La ciudad colombiana. Ediciones Autores Antioqueños, Vol. 58. Edinalco Ltda. Medellín, 500 p.

2. Quarantelli, E.L. (1996). "Desastres y catástrofes: condiciones y consecuencias para el desarrollo social". pp 47-65, en Desastres para armar. LA RED. Mansilla, E. (editora). LA RED. Tarea Asociación Gráfica Educativa, Lima. 308 p.

3. Comité Local para la Prevención y Atención de Desastres. (1996). Plan para la mitigación de riesgos en Cali. OSSO, U. del Valle. Velásquez, A. (Editor) y Sec. de Gobierno, Alcaldía de Cali. Feriva Impresores, Cali. 200p.




Volver