Atrato Medio: Búsqueda del futuro.

El Atrato Medio puede ser definido de múltiples maneras: una inmensa cubeta de verdes y de aguas en donde se reflejan, entre las curvas del río y las ciénagas compañeras, los destellos de un sol que atraviesa nubes cargadas de lluvia; un enorme serpenteo de diques de limos y arenas en donde los bosques conviven con la gente junto a la corriente del "río más caudaloso del mundo" y los remansos detenidos de sus aguas detrás de las viviendas y cultivos; un lugar de la geografía todavía no cruzado por las líneas rectas de las obras propias de lo que consideramos desarrollo; un espacio vacío e inútil apenas explorado por la cartografía: conjugación de descomunales aguaceros, ríos torrentosos que en su descenso desde las cordilleras apuran la lentitud aparente del Atrato, de frecuentes inundaciones y ocasionales terremotos, de cambios en los cursos del agua siempre buscando un camino hacia su destino, de cantidad de especies vegetales y animales y de los hombres, todo ello sonoramente nombrado con palabras como Murrí, Bojayá, Napipí, Murindó (el río de palos), Jijuamiandó, Truandó, ...

Pero el Atrato Medio supera a las definiciones meramente geográficas: es, a la vez, una región con características naturales singulares e identificables en donde los procesos del medio ambiente son altamente dinámicos, y el espacio concebido y construído por diversas vertientes de pueblos y culturas. Y es un espacio límite entre las concepciones occidentales del desarrollo, que operan según visones y "necesidades" de aprovechamiento rápido de sus recursos. Hace parte, también a la vez, de ese entre puente y abismo que une y separa a las Américas. Es como un ser hermoso y enigmático que causa atracción y rechazo para quienes lo ven con ojos desde afuera.

Sí, el Atrato Medio es también una región. Allí también se vive y se ama y con sólo cruzar el río cada niño, cada mujer, cada anciano, arriban sin defecto a la orilla de una sonrisa familiar, cualquiera sea la necesidad o el pretexto, independiente de las denominaciones y jurisdicciones que las aguas no retienen y que los verdes del bosque o el azul del cielo, como ellos, no distinguen. Sí, este es un espacio tan posible y real como los nombres que lo habitan.

Allí, en esa región compartida (¿o separada?) por divisiones político-administrativas de Chocó y de Antioquia (y, más allá, por Colombia y Panamá), en un proyecto del PNUD para apoyar la reconstrucción postsismos de 1992 y con el apoyo de información básica suministrada por el IGAC, estamos ayudando a poblar la región con cartografía indicativa sobre las amenazas y riesgos derivados de fenómenos naturales. La información generada podrá ser de utilidad para planificar los usos del suelo, obras de infraestructura y asentamientos poblacionales en ésta, una zona donde el espacio habitable (los diques naturales a lo largo de los ríos), es el mismo disponible para la agricultura. Recientes tecnologías, específicamente imágenes satelitales de radar que permiten penetrar la permanente cobertura de nubes, están siendo utilizadas para proveer a instituciones (CODECHOCÓ, CORPOURABÁ, alcaldías, gobernaciones) y a los pobladores y sus organizaciones, de una imagen integral de la región. La condición para que esto suceda pasará porque la información y la cartografía se socialicen, porque la contribución desde la academia se difunda ámpliamente entre los más diversos usuarios.

El proyecto, en curso, contiene un portafolio de inversiones para el desarrollo sostenible del Atrato Medio, mediante el cual se proyectan actividades de investigación y ejecución de proyectos que aspiran a cambiar la visión del desarrollo de la región de una perspectiva extractiva, que enriquece sin aportar desarrollo, hacia opciones de simbiosis entre las comunidades y las ofertas de recursos de su medio ambiente.

Entre las muchas preguntas por dilucidar, todas directamente ligadas a la ingeniería, algunas de vital importancia para la región son:
¿porqué el río Atrato y sus afluentes cambian de curso de manera frecuente; existe alguna relación entre deslizamientos y palizadas generadas por los terremotos de octubre de 1992 y la inundación permanente que entre 1994 y 1996 afectó a la zona; porqué el Rio Sucio, en su delta interno, parece desplazarse (según cartografía desde el siglo XVIII) más de 50 kilómetros hacia el sur, "en contra" de la dirección de flujo del Atrato; cómo, si ello es posible, conciliar obras de ingeniería como vías y canales con una geología dinámica, un clima de hasta más de 12.000 milímetros de lluvia al año, la colonización - deforestación consecuentes, con la salvaguardia de patrimonios etnoculturales y ecológicamente singulares? Estas son algunas de las preguntas, que junto con otras, sólo tendrán respuestas científicamente sustentables cuando la región sea poblada, además, por programas continuos y de largo plazo de observación, monitoreo e investigación de las variables ambientales.

Andrés Velásquez, Ing. Geólogo
ave@osso.org.co
Aporte OSSO para Ingeniería Informa No 12, Sep/1997



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