Amenaza sísmica
 
 
 

La amenaza sísmica es la probabilidad de que en una región determinada ocurran vibraciones sísmicas con un cierto nivel de aceleración con respecto a la fuerza de la gravedad, en un periodo preestablecido. Ya que fenómenos como los terremotos obedecen a causas que son activas desde hace millones de años (el choque de placas), su ocurrencia puede considerarse como una variable estacionaria en el tiempo, es decir, allí donde han ocurrido grandes terremotos es esperable que en el futuro ocurran otros de magnitud similar.

El nivel con el que las vibraciones sísmicas llegan a un sitio depende de varios factores: (1) la magnitud del terremoto; (2) la distancia desde la falla (fractura) hasta un sitio de interés y (3) el llamado “efecto local”, que depende de los tipos y espesores de suelos, las formas de las cuencas y la topografía. Los suelos blandos depositados sobre las rocas amplifican las vibraciones sísmicas y por lo tanto los daños tienden a ser mayores. Las vibraciones generan efectos secundarios, principalmente deslizamientos y licuación de suelo: si éste está conformado por depósitos arenosos con alto contenido de agua, se comportan como líquidos al paso de las vibraciones, de modo que estructuras, edificios o casas que estén cimentados sobre ellos pueden hundirse parcialmente.

La amenaza sísmica regional se muestra en el Mapa 17, que indica cuál es la fuerza equivalente a la de la gravedad con la cual los terrenos en roca pueden ser sacudidos en un periodo de cincuenta años, con una probabilidad de excedencia del 10%.

En el nivel de amenaza sísmico alto se esperan vibraciones sísmicas con aceleraciones de 250 cm/s2 a 400 cm/s2. Esto quiere decir que el terreno puede ser empujado por las vibraciones con fuerzas equivalentes al 25% y al 40% de la aceleración de la gravedad, respectivamente.

 

La fuerza con la que es sacudida una roca o suelo durante la ocurrencia de un terremoto se expresa en términos del porcentaje de la aceleración de la gravedad.

 

Elaborado a partir de Norma Boliviana de Diseño Sísmico (2006); Normas Colombianas de Diseño y Construcción Sismorresistentes (1998); Código Ecuatoriano de la Construcción (2002) y Norma Técnica de Edificación (2003), de Perú.

 

Los países de la subregión han hecho significativos avances en evaluar la amenaza sísmica e incorporarla en normas nacionales: Norma Boliviana de Diseño Sísmico (2006); Normas Colombianas de Diseño y Construcción Sismorresistentes (1998); Código Ecuatoriano de la Construcción (2002) y Norma Técnica de Edificación E-030 (2003), de Perú.

 

Los terremotos no generan muertes por sí mismos. La debilidad de las construcciones es una de las principales causas de pérdidas de vidas y daños materiales. Aplicando normas vigentes es factible disminuir pérdidas futuras.