Las ideas acerca de los desastres como producto de la Naturaleza están siendo revaluadas. Hoy en día éstos son interpretados como el resultado del desajuste entre procesos de la Sociedad y los del Medio Ambiente. Se entiende que las vulnerabilidades y los riesgos crecen continuamente, que es necesario entender, además de los fenómenos naturales peligrosos, cómo operan los procesos mediante los cuales la Sociedad, sus organizaciones e instituciones, sus habitantes, sus gobiernos, el sector privado, etc., pueden incrementar o reducir este desajuste. Estas ideas empezaron a difundirse en nuestro medio con la constitución y con las publicaciones de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina (LA RED, 1992). Tales ideas son ahora parte de los cuerpos doctrinales de las declaraciones internacionales y mundiales de conferencias y congresos que sobre mitigación de riesgos se han realizado, en el marco del Decenio Internacional para la Reducción de Desastres 1990-2000, promovido por las Naciones Unidas.
Las preocupaciones del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, y de otros prestamistas internacionales, sobre los riesgos de las inversiones, se habían orientado en las décadas pasadas hacia los grandes proyectos de infraestructura, tales como centrales hidroeléctricas, para los cuales exigían (y exigen previamente), estudios conducentes a la viabilidad material y sostenibilidad de cada obra, para asegurar el pago de la deuda contraída. Sin embargo, en ésta década diversidad de organismos han reorientado sus visiones y cada vez están más centrados en los problemas derivados del crecimiento urbanístico y demográfico en las ciudades, y de las amenazas y riesgos derivados de la interacción entre éstos y otros procesos de construcción de la Sociedad, con el Medio Ambiente, con las dinámicas propias de la Naturaleza, vistos como un encuentro inconcluso.
Estas nuevas visiones han surgido de iniciativas como la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente (Río de Janeiro, 1992), de la Declaración Final de la Conferencia Internacional "Manejo de Desastres en Áreas Metropolitanas para el Siglo 21" (Aichi/Nagoya, Japón, 1993), de la Declaración de Cartagena en la Conferencia Interamericana sobre Reducción de los Desastres Naturales (Cartagena, 1994), y de la Declaración de Yokohama en la Conferencia Mundial del Decenio para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (Yokohama, Japón, 1994). Recientemente la Conferencia Mundial Habitat 1996 celebrada en Estambul, centró todas sus reflexiones en los problemas urbanos y en particular, en los de las grandes ciudades.
El Jefe de División para Política Ambiental del Banco Mundial ha sintetizado, en un artículo publicado en la Conferencia Mundial de Yokohama, la problemática de los desastres en las sociedades modernas y en particular, en las ciudades de los países en desarrollo (Munasinghe, 1994):
La creciente escala de la actividad urbana-industrial está exacerbando la degradación ambiental en las ciudades de países en desarrollo, e incrementando la vulnerabilidad de pobladores urbanos tanto a desastres naturales como tecnológicos. El desarrollo sostenido de áreas urbanas requiere una aproximación balanceada basada en criterios económicos, sociales y ambientales. Se necesita una estructura analítica integrada para analizar las uniones principales entre desarrollo urbano sostenido y vulnerabilidad, especialmente en grandes ciudades. Se necesita determinar los impactos físicos y sociales de los desastres y su valor económico. El balance entre proyectos de inversión, incentivos de mercado y medidas reglamentarias para mejorar el manejo ambiental y reducir la vulnerabilidad, requiere la evaluación de los costos y los beneficios relativos de esas acciones. Juegan un rol importante, tanto la existencia de información y educación de los pobladores urbanos, como las percepciones del riesgo y motivaciones políticas. Son problema de importancia la participación y acción de gobiernos locales, especialmente aquellos que obstruyen la participación y acción de la comunidad local. Se requiere un mayor esfuerzo para impulsar a que los administradores locales fortalezcan los preparativos, prevención y mitigación de desastres, reorientar el gasto municipal; y aprender de la experiencia de otras comunidades locales.
Desastres recientes en grandes ciudades, como por ejemplo los terremotos de Northdrige (California, Estados Unidos, 1994) y Kobe (Japón,1995), han ayudado a crear conciencia sobre las implicaciones del potencial catastrófico en las aglomeraciones urbanas. En estos casos también fue evidente que los mayores daños estuvieron asociados a la utilización de terrenos inadecuados, blandos, con fines de urbanización.
A escala nacional este Plan se inscribe en el cumplimiento de directrices fundamentales expresadas en la Constitución Política de Colombia (1991) y de políticas como la de la Reforma Urbana (Ley 9 de 1988), del Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres (Ley 46 de 1988 y Decreto Ley 919 de 1989), y del Medio Ambiente (Ley 99 de 1993). A escala local se inscribe en el Plan de Desarrollo del Municipio de Santiago de Cali, adoptado mediante el Decreto Municipal 0605 de 1995.
El Plan es un aporte al entendimiento de las problemáticas enunciadas y al cumplimiento de la legislación nacional y local; es un instrumento de conocimientos disponibles y de opciones para la toma de decisiones (de gestión, de operación de entidades y de recursos y de planificación física), a la vez que se constituye en un aporte de la ciudad al Decenio Internacional para la Reducción de Riesgos, y a éste, declarado como el Año Internacional para la Mitigación de Riesgos en Grandes Ciudades.
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Sección 1.2
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